Nelio: talento francés en Barracas
Dejó su huella artística en una esquina porteña.
En el cruce de las calles Salom y Río Cuarto, bautizado como “1803131754“, encontramos el mural de este joven artista nacido en el este de Francia en 1982, conocido como Nelio. También aquí en Buenos Aires dejó su huella, como en diversos trabajos alrededor del mundo: Nueva Zelanda, Canadá, España y Francia.
Nelio se construyó artísticamente en las últimas dos décadas mientras viajaba por el mundo. Siempre inquieto y en forma autodidacta, hoy es considerado uno de los artistas multidisciplinarios más creativos. Tiene una gran flexibilidad que le permite adaptarse al contexto, cambiar de estilo y abordar diferentes conceptos con gran habilidad. Comenzó explorando el graffiti, en lugares abandonados y allí es donde vuelve constantemente para renovar su inspiración. “Me gusta pintar en paredes que conservan su aspecto original, ya sea por una arquitectura especial, su textura o la atmósfera que la rodea”, señala.
¿Cuánto influye el barrio en la creación de tu trabajo?
Depende. A veces la influencia del lugar es visual o histórica, pero a menudo se condensa para convertirse en un símbolo, como una forma o color. Como pintor abstracto, prefiero enfrentar a la gente del barrio con algo que no sea necesariamente comprensible o reconocible de inmediato.
¿Cómo incorporás las características de la pared sobre la que trabajás?
Usualmente las uso como parte de la composición. Me adapto a ellas y las hago desaparecer en la obra. Pero otras veces busco justamente lo contrario: quiero que contrasten, que rompan con mi composición.
¿Cómo nació este mural?
Estuve alojado en la residencia “Barrio Puente” por un tiempo. Tuve tiempo de asimilar la atmósfera de Barracas y dar algunos paseos por el barrio hasta encontrar una pared inspiradora. Pol Corona, curador y productor de Sullair Cultura, me ayudó en la organización y el dueño de la casa se entusiasmó con el proyecto. Y así fue como finalmente sucedió. Por tratarse de una esquina, usé algunas formas geométricas en 3D para jugar con el ángulo de la construcción. El proceso fue sencillo: hice un boceto, mezclé algunos colores acrílicos y luego pinté con rodillo.
¿Qué te motivó a elegir esa paleta de colores?
En ese momento yo estaba influenciado con los conceptos de reducción, borradura y destrucción. Fue un mecanismo para desafiarme a mí mismo; de hacer que mi pintura evolucionara, como los ciclos de la naturaleza que después de alcanzar su máxima expresión, todo comienza a degenerarse. Sentí que era el momento para que mi trabajo se degenerara. Muchas veces esa degradación tiene una connotación negativa, pero yo encuentro belleza y relevancia en ella, por eso trato de magnificarla.
Como una pared que está ajada por el efecto del tiempo, con la naturaleza que comienza a asomar en ella, el sol, el viento, la lluvia y las condiciones climáticas que harán que los colores se vayan desvaneciendo.
¿Qué quisiste expresar?
Me parece interesante ofrecer una pausa en el caos urbano. Me parece lindo tener paredes coloridas. Me encanta Latinoamérica por esta locura tan típica: tienen una casa rosada al lado de una amarilla, luego una azul, o verde, o de cualquier color. También hay que ser cuidadoso porque cuando se agrega publicidad o demasiados murales brillantes, el efecto de la suma puede generar polución visual. Me gusta el sentimiento agresivo que expresan los pequeños graffitis diseminados por las ciudades, porque son la expresión de la gente que vive allí. Hacen que la ciudad viva; que evolucione todos los días. Este es un proceso natural, ingenuo, interactivo e incontrolado.
¿Qué significa el muralismo en una sociedad?
Es importante mantener el muralismo como una plataforma para generar diálogo, debate o simplemente para expresar sentimientos, reflexiones o experimentar.
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